23 oct 2012


Padres Comprometidos: El Recurso Secreto en la Educación de los Hijos

A pesar de que diariamente los padres mandan sin falta a sus hijos a la escuela y esperan que les vaya bien, se puede agregar un ingrediente adicional que dará un fuerte impulso al éxito del niño. La participación de los padres es el ingrediente que hace la diferencia. La participación activa de los padres en la educación de sus hijos, tanto en el hogar como en la escuela, trae muchos beneficios y tiene un impacto significativo en la vida del niño. Según estudios de investigación, los niños de padres comprometidos:

  • faltan menos;
  • se comportan mejor;
  • tienen un mejor desempeño académico desde los años preescolares hasta la escuela superior;
  • continúan con sus estudios escolares;
  • van a mejores escuelas.

La investigación demuestra también que un entorno hogareño en el que se fomenta el aprendizaje es aún más importante que los ingresos, el nivel de educación o los antecedentes culturales de los padres. Al participar activamente en la educación de sus hijos, tanto en el hogar como en la escuela, los padres envían mensajes importantes a sus hijos. Les demuestran que se interesan por las actividades que realizan y refuerzan la idea de que la escuela es importante.

Cómo comprometerse y participar– Preparando el terreno en los primeros años escolares

La realidad es que algunos padres tienen más tiempo que otros para participar, pero es importante que aun los padres muy ocupados examinen sus prioridades y se hagan un tiempo, aunque sea corto. Algunas escuelas están intentando trabajar con horarios más flexibles para que los padres que trabajan tengan más opciones.

Estas son algunas recomendaciones específicas en las que los padres pueden participar en la educación de sus hijos:

En el hogar:

  • Léales a sus hijos. Leer en voz alta es la actividad más importante que pueden hacer los padres para aumentar las posibilidades del niño de leer correctamente.
  • Converse sobre los libros y las historias que lee a su hijo.
  • Ayude a su hijo a organizar su tiempo.
  • Ponga un límite a la cantidad de horas de televisión que pueden ver durante los días de semana.
  • Hable con su hijo regularmente sobre lo que ocurre en la escuela.
  • Revise la tarea cada noche.

En la escuela: Reúnase con la maestra u otros miembros del personal de la escuela para determinar dónde se necesita ayuda, cuándo y cómo; y fíjese dónde esto coincide con sus intereses. Ofrezca voluntariamente su tiempo. Los padres pueden:

  • ser ayudantes en el salón de clases;
  • dar clases particulares o leer con niños en forma individual;
  • ayudar a los niños con necesidades especiales;
  • ayudar en los laboratorios especiales, como el de computación o ciencias;
  • planificar y trabajar para recaudar fondos;
  • planear y acompañar a los estudiantes en los paseos escolares;
  • asistir a los entrenadores en eventos deportivos;
  • asistir con los proyectos de manualidades y arte;
  • ayudar en algún club de intereses especiales o grupo de teatro;
  • hablar a la clase sobre su carrera o área de especialización;
  • ayudar a escribir comunicados de prensa y artículos sobre las noticias locales;
  • desempeñarse como asistente de la biblioteca y ayudar en la "hora del cuento".

Las posibilidades son infinitas.

  • Vote en las elecciones para la junta escolar. Sepa qué proponen los candidatos.
  • Participe en las asociaciones de padres y maestros, y en las decisiones escolares.
  • Ayude a su escuela a fijar estándares académicos altos.
  • Transfórmese en defensor de una mejor educación en su comunidad y estado.

No deje de participar: Los años de la escuela media y superior

Durante la adolescencia, los niños se hacen más independientes y en general no desean que sus padres estén en la escuela. Los alumnos de la escuela intermedia y superior deben enfrentarse a más materias y más maestros de una manera más impersonal, por eso la participación de los padres, aunque menos directa, sigue siendo importante. Los padres pueden participar en eventos escolares, revisar la tarea, aportar experiencias y materiales que complementen el trabajo en el curso, y ayudar al niño con estrategias de organización. Los padres pueden influir en el progreso académico de sus hijos mediante el apoyo y el refuerzo, y sirviendo de modelos. Los niños aprenden de los estilos de aprendizaje y las actividades propias de los padres como discusiones, lectura de periódicos y otros materiales, hábitos televisivos y otras fuentes de información y conocimiento.

Vale la pena que los padres se involucren

Cuando los padres aportan su esfuerzo y tiempo, tienen la oportunidad de interactuar con los maestros, los administradores y otros padres. Pueden aprender por sí mismos sobre las actividades diarias y la cultura social de la escuela, que le permitirán comprender cómo es la escuela de su hijo.

Tanto el niño como la escuela se benefician, y los padres sirven como ejemplo al demostrar cuán importante es la participación de la comunidad. Además de mejorar el rendimiento académico, la participación de los padres da resultado de otras formas igualmente significativas. Numerosos estudios han demostrado que la participación de los padres es un factor de protección contra el uso del tabaco, la depresión, los trastornos de alimentación, el rendimiento académico y otros problemas de los adolescentes. Al mantenerse involucrado con sus hijos pequeños y adolescentes, los padres pueden ser una fuente de apoyo, crear un clima que permita tratar temas difíciles y servir de ejemplo para una conducta responsable y de compromiso.

3 comentarios:

  1. sandra tengo un hijo dislexico ¿esta discapacidad podria afectarle en un futuro ?

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    Respuestas

    1. La palabra dislexia quiere decir dificultades de lenguaje, es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. En la acepción actual se refiere a problemas de lectura, trastorno en la adquisición de la lectura. Una primera definición sencilla de la dislexia es la que nos dice que es el problema para aprender a leer que presentan niños cuyo coeficiente intelectual es normal y no aparecen otros problemas físicos o psicológicos que puedan explicar las dichas dificultades. En términos más técnicos, en psicología y psiquiatría se define la dislexia como una discrepancia entre el potencial de aprendizaje y el nivel de rendimiento de un sujeto, sin que existan problemas sensoriales, físicos, motores o deficiencias educativas.
      Las manifestaciones de la dislexia son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla. Sin embargo, se cree que la dislexia no está relacionada con la inteligencia del niño, aunque en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general.
      La dislexia afecta a las demás áreas del aprendizaje escolar, por lo que
      sin duda, existe la necesidad de actuar tempranamente para evitar que la dislexia invada y se extienda a todas las áreas de estudio del niño.

      Tu duda es si le afectará en un futuro ;
      El niño con dislexia es capaz de aprender a leer, pero lo hará de una manera diferente, con un método distinto y un tratamiento especial, dándole estrategias y técnicas para enfrentarse a sus dificultades de lectoescritura, enseñándole diferentes habilidades que le ayuden a comprender y memorizar los textos leídos. Es importante que vosotros como padres con un hijo con dislexia os pongáis en manos de un profesional (psicólogo, pedagogo, logopeda, profesor especializado). para que os pueda orientar de la mejor manera para ayudar a vuestro hijo. Me aventuraría a darte la respuesta sin antes haber tratado con el niño y sin conocer su grado de dificultad.
      La dislexia no se cura sólo con el paso del tiempo, es preciso un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. Por ello, los padres y los educadores no deben dudar en consultar al especialista ante las primeras sospechas de dislexia.

      Curiosidades: Albert Einstein y Alexander Graham Bell tenían algo más en común que su amor a la ciencia y un nombre que empezaba por ‘a’: eran disléxicos. Un trastorno que compartían con otros personajes tan conocidos como Walt Disney, Thomas A. Edison y Leonardo da Vinci, y que afecta al 10% de la población.

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    2. Te adjunto una página que creo te puede ayudar: http://www.eliceo.com/tecnologia-y-educacion/material-online-para-tratar-la-dislexia.html

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