23 ago 2015

PSICOLOGÍA | Para niños y padres

Cómo hacer más fácil y llevadera la vuelta al cole.

El final del verano llega para todos y las prisas y la rutina volverán a ocupar los largos días del invierno. Los niños, aunque todavía pequeños e inmaduros, sufren como cualquiera el final de sus días de libertad. La 'vuelta al cole' es difícil también para ellos.
"Para un niño de cuatro años, tres meses, lo que dura el verano, es un porcentaje muy elevado de su vida, cosa que para un adulto no es nada. Conforme los pequeños van creciendo, ese porcentaje es menor, pero no es fácil el cambio de la diversión y el ocio al trabajo", explica el psicólogo educativo Jesús Ramírez.
Los niños pasan de no tener disciplina al deber de cumplir de nuevo unos horarios y unas normas fijas y establecidas. Por ello, el cambio es "costoso". Aunque de forma distinta, "lo mismo nos pasa a los mayores, ¿no?", señala el psicólogo.

Ansiedad por separación

Uno de las claves fundamentales en la que coinciden todos los expertos para hacer el proceso de adaptación más llevadero es la normalización. Es decir, no dramatizar la situación y no prestarle más atención de la que tiene. Así, lo explica la directora del Centro madrileño de Atención Temprana Imagina, Mónica Flores. "Lo normal es que los niños lo pasen mal. Realmente cuando se falla es cuando se quiere que las cosas se normalicen lo antes posible".
La ansiedad por separación es algo normal que ocurre en todo proceso de crianza y afecta tanto a niños como a padres, por ello todo depende de la importancia que se le dé. "Está mal visto que los niños lloren en su primer día, y solemos incluso poner etiquetas como 'el llorón'. Parte de culpa para que ese proceso de adaptación tenga éxito la tiene la acogida que tenga el niño esos primeros días de clase", asegura.
Otro de los factores de los que depende esta adaptación, como señalan los expertos, es la edad que tengan los niños y de si se inician en la escuela por primera vez, o si por el contrario ya son 'veteranos'.

Niños primerizos y veteranos

En el caso de que sea un niño que va a empezar su andadura escolar, y va a entrar en la educación primaria, el proceso es un tanto más costoso que si ya fuera un niño que ha acudido previamente a una guardería o jardín de infancia. "Va a suponer para el niño un cambio muy grande, en el que va a perder durante una buena parte del día a sus figuras paternas", comenta Ramírez. Pero para ellos, los colegios toman medidas. Por ejemplo, inician el colegio unos días antes, durante periodos cortos de tiempo y con la presencia de sus padres, puntualiza el experto. Muchos centros llevan tomando esta iniciativa desde hace ya varios años. ¿La ventaja? Los expertos lo tienen claro: mejorar la adaptación del niño a su nueva vida.
Por su parte, el niño ya veterano, que ha acudido al jardín de infancia, tal como explica el pediatra Jordi Pau, coordinador de Prevención y Seguridad de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se muestra más nervioso, inquieto inseguro y además se enfrenta a una clara dicotomía: el duelo por el final del verano y las ganas por volver a ver a sus amigos. Pero para ellos, el proceso es más fácil porque enseguida comienzan de nuevo a jugar con sus viejos amigos y a olvidarse de los padres.
El periodo de adaptación suele durar, aproximadamente una semana", concreta el doctor. Por su parte, Mónica Flores asegura que el 90% de los niños en un mes ya se ha adaptado plenamente a la nueva vida.

Recomendaciones para padres

No hay un manual perfecto para padres, pero sí unas pautas adecuadas para poder hacer más fácil esta vuelta al cole. Sobre todo, una actitud positiva por parte de los padres.
"Cariño y escucha", reafirma Flores. Hay que saber escuchar a los niños, que verbalicen lo que les pasa y que puedan expresar sus emociones". Esto es, la llamada "acogida emocional" que apunta la directora del centro de Madrid. "Hay familias que no perciben que los niños necesitan expresarse, y una parte fundamental, no solo de este proceso de vuelta al cole, sino de todos, es que los padres atiendan las necesidades emocionales que les presentan sus hijos.
Por otro lado, es recomendable que los últimos días de vacaciones los niños sigan manteniendo los mismos hábitos de horarios, relacionados con su ocio y simultáneamente vayan teniendo momentos de adaptación al medio escolar, como por ejemplo ir forrando sus nuevos cuadernos. "Que empiece a familiarizarse con sus nuevos libros y materiales, personalizándolos y revisando sus contenidos", explica Ramírez.
Una vez iniciado el curso escolar, todavía podemos disfrutar de un buen clima, hay muchos días con temperaturas agradables, por ello los expertos recomiendan seguir realizando las actividades de parque o piscina durante unos días. "Con esta simple actividad, se elimina casi de raíz esa adaptación al nuevo curso", detalla el experto en psicología educativa.
Pero algo muy importante que quiere matizar es que estén seguros de los profesionales. "Es importante que los padres tengan confianza en los profesores, pues son los que se van a responsabilizar de su hijo. Y sobre todo, que estén tranquilos", concluye.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/08/31/neurociencia/1346441333.html

21 may 2015

Hábitos de lectura en niños de 0 a 3 años

Consejos para aficionar a los bebés a la lectura

Parece mentira que a un niño de 1, 2 o 3 años le guste la lectura. Pero es posible. Un bebé de estas edades puede disfrutar con la lectura y aficionarse a leer. Y hasta tomar un apego exagerado a un cuento concreto y pedirlo una y otra vez, para desesperación del adulto.
Para crear hábitos de lectura en niños de 0 a 3 años, hay que repetir el acto de leer: sólo con la repetición se logra la costumbre. Lo mismo que, a fuerza de intentarlo un día tras otro, llegará el momento en que él o ella solitos sostengan la cuchara y se lleven el puré a la boca. ¡Qué logro!

Consejos para aficionar a los bebés a la lectura

Madre lee con niña
La presencia del adulto es imprescindible: él pone la voz y los matices a la historia que contiene el cuento o la revista.
Además, es un estratega: para conseguir que la lectura sea una actividad atractiva para él, también hay que buscar las condiciones óptimas. A saber:
1. Buscar un buen momento en el día, en el que el niño esté tranquilo y no absorto en otras cosas y el adulto tenga un ratito para consagrarse a él en exclusiva sin, por ejemplo, tener que hacer algo en la cocina o atender el teléfono.
2. Crear un ambiente de distensión, pausado. Las actitudes físicas son importantes: sentarse a su lado o sentarlo sobre las rodillas, rodearlo con nuestros brazos sin agobiarlo y abrir pausadamente un libro, un cuento o una revista. 
3. No vale cualquier libro por caro que sea o por prestigioso que sea su autor y su ilustrador. Desde muy pequeños, los niños pueden mostrar preferencias: los animales, los aviones, las casas, las imágenes de otros niños con los que se siente identificado o que le hacen gracia… Hay que atender sus gustos incipientes sin por ello limitar sus posibilidades de abrirse a otros asuntos.
4. Respetar su limitada capacidad de atención y su necesidad de movimiento: si se levanta y se aleja cuando estamos en lo mejor de la historia, no debemos desanimarnos. Sus razones tendrá. Habrá que intentarlo otro día, sin obsesionarse.
Y también podemos hacer una prueba: seguir leyendo en voz alta y modulada, aunque él ya parezca entretenido en jugar con su muñeco preferido. Quién sabe, tal vez siga escuchándonos.
5. Mostrar interés por lo que le estamos leyendo o enseñando. El niño, incluso tan pequeño, es muy sensible a la atención de sus padres. Si ellos muestran interés por algo, él tenderá a mostrar interés también.
6. Sacar a escena el niño que llevamos dentro, el actor o la actriz capaz de cautivar a su público. El niño disfrutará y el adulto se sentirá enormemente recompensado.
Consuelo Cuevas
Consuelo Cuevas
Redactora Jefa
Edición niños de 1 a 7 años
Bayard Revistas

20 may 2015

Emmi Pikler. ¿Por qué me sientan?

Nunca me gustó la idea de sentar precozmente a los niños. En un inicio las razones eran más relacionadas con lo músculoesquelético, evitar el estrés en las articulaciones en formación, principalmente columna y caderas… Hoy sigo evitando poner a mi pequeño en posiciones que no logra por sí mismo, pero las razones van mucho más allá de lo meramente físico, hoy las razones tienen que ver con el desarrollo emocional y cognitivo, con la nutrición sensorial y la formación de un ser de acción. Vamos desgranando el choclo. 
fuente autobiografia.blogspot.com
fuente autobiografia.blogspot.com
Sentar prematuramente a los bebés es una práctica muy frecuente en nuestra sociedad. Ya en los años 50, la pediatra Emmi Pikler describía lo extraño que le parecía esta práctica tan usual y cómo esos bebés, que eran sentados prematuramente, mostraban un desarrollo postural tan distinto a los niños que se mueven en libertad. Ella planteaba que los pequeños se mostraban tensos y más rígidos, “como si se hubieran tragado un palo de escoba”, una tensión muscular absolutamente esperable para el desbalance que significa ser puesto en una posición vertical, cuando aún no se ha trabajado la musculatura anti gravitatoria en planos horizontales (pasar harto tiempo de guatita cuando ya logra girar). De esa manera, cuando a un niño se le impone una postura que aún no logra por sí solo, también se le impone la exigencia y se le marca un ritmo.
Hace un par de años, cuando presentaba el enfoque Moverse en Libertad en una audiencia de estudiantes, kinesiólogos y educadoras partí preguntando: “¿A qué edad se sientan los niños por primera vez?”. Todos comenzaron a hacer predicciones. Algunos dijeron 6 meses, otros propusieron entre los 4 y 5 meses… y otros dijeron 8 meses. Lo consistente fue que no había consenso al respecto. Y es que si partimos por el principio, tendríamos que analizar si todos entendemos lo mismo por “se sienta por primera vez”.
No es extraño que nos preguntemos qué es “sentarnos”, porque da la sensación que en el mundo infantil hay diferencias significativas entre “permanecer sentado” y “sentarse”, me explico: que un niño permanezca sentado, para algunos, quiere decir que es puesto por un adulto en esta postura y, dado que ha sido expuesto muchas veces a ese desequilibrio, ha logrado sortear el desbalance y mantenerse en la posición. No obstante, si este pequeño se cae o resbala, no puede volver a esa postura por sí mismo. Desde un punto de vista distinto, sentarse es una postura que el niño construye a partir de otras posturas de transición y movimientos, no requiere ejercicios ni entrenamientos. Observando su movimiento espontáneo, un bebé se sienta solo después de girar hacia ambos lados, después de arrastrarse y pivotear; en general, se sentará solo cuando comience a gatear y, tomando como referencia los estudios de Emmi Pikler, eso es algo que suele suceder alrededor de los 9 meses…sí, 9 meses.
DSC02478En consecuencia de lo anterior, comprenderemos que no sentar a un niño hasta que lo haga por sí sólo determina que los adultos debemos acompañar esos 9 meses y, dada la costumbre instalada, convencer al resto de los adultos que en realidad el hecho de que no permanezca sentado no es un signo de alarma de un retraso del desarrollo psicomotor. Desde mi experiencia profesional y personal quiero ser enfática, puesto que pienso que un niño que no es sentado precozmente y es expuesto a un ambiente estimulante y seguro de exploración, es un niño que desarrollará el desplazamiento mucho antes. Cuando un pequeño de 6 meses descubre los giros y descubre que si gira más de una vez puede alcanzar ese objeto que le llama la atención, comenzará a desplazarse. Eso significa que no debe esperar a gatear o caminar para lograr metas más altas, para llegar a lo que se propone, para sentirse seguro en su cuerpo y a la vez, sentir que es cuerpo activo en el espacio. En consecuencia, sus relaciones espaciales son más ricas, comienza a relacionarse con limites y se convierte en un explorador activo del ambiente.
fuente es.123rf.com
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Cuando un niño es sentado precozmente* y es “puesto a jugar” en esta postura lo más probable es que necesite asistencia constante para tomar y explorar los distintos objetos que los adultos le proponen. De esta manera, necesitará asistencia para obtenerlos y volverlos a tomar si se le caen. Así, llantos o distintos llamados pueden ser una constante al reaccionar a lo que sucede en su entorno. Un niño que explora en el suelo con las posturas y movimientos que domina, no necesita de esta asistencia constante, es capaz de conseguir lo que se propone utilizando su cuerpo, o es lo suficientemente flexible para cambiar el objeto de interés por otra cosa que esté en su camino. Ésta es una de las razones que llevaron a Emmi Pikler a titular uno de sus libros como “Bebés tranquilos, madres satisfechas” (“Peaceful babies, contented mothers”) puesto que los bebés autónomos no necesitan constantemente al adulto y los adultos pueden desarrollar otras actividades, sin sentir que están descuidando a sus hijos.
Por otra parte, si un niño sentado precozmente, sus piernas no se activan y se transforman en un soporte de la postura. Las piernas de un niño que se mueve en libertad son activas, móviles y flexibles, son parte de los giros e importantes motores del arrastre. En consecuencia, esos pequeños cerebros también tienen toda el área de recepción de información sensorial -proveniente de músculos, piel, articulaciones- en constante activación, el mapa del cuerpo es más nutrido y, por consiguiente, más complejo y completo.
fuente www.waldorftoday.com
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Y así, podríamos continuar con muchas más razones sobre por que debiéramos evitar la práctica social de sentar prematuramente a nuestros más pequeños. Quizás la última es pensar cuanto tiempo pasará ese pequeño sentado durante su vida… lo más probable es que, como la mayoría de nosotros, pase gran parte de esta en esa posición, por lo tanto, ¿qué tanto apuro tenemos? Mejor regalémosle el espacio para nuevas exploraciones… ¡y qué mejor que esos meses para descubrir activo el mundo que nos rodea!
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Emmi Pikler. Juguetes pasivos, mentes activas.

Probablemente no hay nada más pasivo que un tablero de ajedrez, piezas de madera talladas y un tablero en blanco y negro, no obstante la activación mental que experimentan los jugadores es ingente. Las piezas no emiten sonidos, el tablero no tiene botones ni luces coloridas, nada de eso es necesario porque el gran juego sucede dentro de los cerebros de los jugadores, es ahí donde se despliega la batalla estratégica de caballos, torres, reinas, reyes, peones…etc. ¿Qué pasaría si a los niños y niñas también les entregáramos juguetes sencillos sin tanta parafernalia? ¿También se activarían más sus mentes y sus cuerpos?
Sam jugando con avión y un tomate del jardín en la boca
Sam jugando con avión y un tomate del jardín en la boca
Pienso que sí. Pienso que mientras más pasivos son los juguetes más creativo es el juego, porque el niño debe crear desde su universo imaginativo toda la acción. Un ejemplo concreto sería el siguiente, si a un niño de 3 años le regalamos el auto policia que tiene botón de sirena, botón para andar, botón para abrir las puertas y botón para las luces le regalamos también toda la experiencia. El niño no debe hacer mucho más. Ahora que sucede si le regalamos el auto policia de madera, el niño crea su experiencia de acuerdo a lo que ha visto y el auto anda por las paredes y el niño va haciendo el sonido de la sirena, probablemente imagina luces y quizás ¡Cuánto más! Con juguetes pasivos la imaginación del niño es la protagonista.
El juego creativo
Samuel jugando
Samuel jugando
Este tipo de juego es conocido como “juego creativo” y para alegría de las familias, este tipo de juego tan saludable y promotor del desarrollo no requiere gastos, todos los objetos incluso los más sencillos se pueden reciclar para promover esta interacción. Así los rollos del papel higiénico, los embudos, las cajas de zapatos, lanas, piedras, pedazos de corteza, cajas de fósforos, botellas plásticas… todo es un potencial elemento de juego, todo puede ser usado por una mente creativa. Al decir creativa, me refiero también a la creatividad de la tribu en su totalidad…los adultos debemos facilitar el espacio y los implementos para despertar en nuestros niños esa ansia creativa.
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jugando con maquinas y tierra
Hace algunos meses fui a un taller de juego creativo dictado por una educadora de párvulos con más de treinta años de experiencia trabajando con niños. Ella, ahora facilitadora de danza creativa, diseñó un espacio donde todos los adultos volvimos a jugar… una belleza y también un buen empujón para comenzar a promover los principios en nuestra familia y esparcir la palabra a través de Moverse en Libertad. Ese día volví a la casa y para partir hicimos una selección de juguetes y decidimos optar por incorporar a nuestras repisas sólo juguetes de madera, reciclados y hechos a mano en casa, tratamos también de contarle a nuestras familias los nuevos descubrimientos (siempre es bueno tener aliados) y así… ir de a poco cambiando hábitos, yo creo que lejos los más felices son los niños. Samuel goza cada vez que llega una caja de cartón que puede ser el barco del pirata o una casita para invitarnos a almorzar… o cuando juega con los camiones en la tierra cargándolos con conchitas de la playa y cortezas de árboles. O cuando jugamos al doctor con los animales de peluche y el doctor indica “masajes y aromaterapia”… sin ir más lejos hoy en la mañana llegó el dinosaurio al consultorio pidiendo algo para la “calmación”.
Cómo aplicarlo
Escenario animales
Escenario animales
Quizás si cerramos por un par de minutos los ojos y nos ponemos a pensar cómo jugábamos cuando pequeños, nos va a caer de cajón que no hay que hacer mucho para comenzar a practicar el juego creativo. Quizás aparezcan por nuestras mentes las horas que pasamos haciendo deliciosas tortas de barro y decorándolas con las flores del jardín, o trepando árboles que eran nuestros grandes fuertes, haciendo casas con cajas de cartón que algún adulto “buena onda” nos proveía, haciendo bailes con las amigas, jugando a las luchas de espadas con dos pequeñas ramas de árbol…por ahí va la cosa.
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Escenario casita
Para ser más concretos la profesora del taller nos enseñó a crear pequeños escenarios para promover y “activar” la creatividad del niño. Así, por ejemplo, por la noche podemos preparar en el jardín o en algún espacio de la casa un rinconcito con hojitas, pedazos de madera  (lo que se nos ocurra) y poner los dinosaurios entre medio… de esta manera cuando el niñ@ despierte, tendrá ese pequeño espacio para jugar y disfrutar. Para estimular las mentes de adultos les adjunto los links de algunos sitios de internet que encontré con buenas ideas. Pienso que siempre es bueno sentirse parte de un grupo más grande de padres que buscan maneras sanas y estimulantes de ver crecer a sus hij@s. También les comparto este video para plantar la semilla de la inquietud y ojalá no sólo se motiven los padres, si no también los amig@s, prim@s, vecin@s, ti@s, educadores, abuel@s, en fin… todos los adultos en contacto con niños y niñas que tengan la intención de promover el juego creativo.
¡Bienvenidas sus historias y aventuras!
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Fuente: http://moverseenlibertad.cl/?p=572#more-572 12 marzo, 2013 by Moverse en Libertad |