8 nov 2012


Pautas para mejorar el comportamiento de  los niños: Estrategias que funcionan a cada edad

Todos hemos visto estas escenas: el niño malcriado tirándole arena a los demás en el parque; el llorón de 3 años que no se calla hasta que sus padres le compran la "chuche" que quiere; la niña que le falta el respeto a su madre gritando "¡porque no quiero!" en el restaurante.

Y hemos mirado a sus padres con cierto desdén, seguros de que nosotros nos portaríamos de manera muy diferente si nuestros hijos se estuvieran portando de una forma tan maleducada.

Hasta que nos pasa a nosotros: nuestro niño tiene un ataque que nos coge completamente por sorpresa. Y de repente, eres esa mamá o papá que no sabe qué hacer frente a una situación tan difícil. La verdad es que todos los niños presentan problemas de conducta que ocurrirán en edades diferentes, y será responsabilidad nuestra encontrar la mejor manera de solucionarlos.

¿Por qué es la disciplina un dilema tan grande? Porque ponerla en práctica es como andar por la cuerda floja. Por un lado está el peligro de ser demasiado permisivos, porque nadie quiere criar a niños consentidos y tiranos; por el otro, está el miedo de controlarlos excesivamente, porque tampoco queremos ser tan duros que lleguemos a criar a niños miedosos, tímidos y tristes.

Lo que necesitamos es encontrar un término medio para lograr educar a niños respetuosos, afectuosos y que se porten bien.


Primero, las reglas básicas

Para preparar el escenario y disciplinar a los niños con éxito, éstas son las reglas básicas con las que están de acuerdo muchos expertos:

1. Todos tenemos responsabilidades. Hay que enseñar a los niños, desde el principio, que en la familia hay un sistema de apoyo recíproco, por el cual todos se ayudan y colaboran. Hasta un bebé puede "ayudarte" a cogerlo, levantando sus bracitos hacia ti.

2. El respeto tiene que ser mutuo. Una de las quejas más comunes de los padres con relación a sus hijos y viceversa es: "No me estás escuchando". Procura dar un buen ejemplo desde el principio, y cuando tu niño trate de decirte algo, interrumpe lo que estés haciendo, ponle atención y escúchalo. Así más tarde podrás exigirle el mismo comportamiento.

3. La clave está en la constancia. ¿Quieres criar a un niño con fortaleza emocional? Sé constante y firme con relación a las normas y tareas. Es preferible insistir en que el niño ayude con una única tarea que no exigirle absolutamente nada. Tu firmeza y constancia le enseñarán a tu hijo que lo quieres lo suficiente como para esperar que se comporte responsablemente.

4. La vida no siempre es justa. Los padres tenemos mucho miedo de decepcionar a nuestros niños, demasiado, dicen muchos expertos. Pero, si los niños nunca pasan por situaciones dolorosas o frustrantes, como al tener que compartir un juguete o esperar su turno, o si nunca sienten tristeza ni desilusión, no tendrán la oportunidad de desarrollar las destrezas psicológicas esenciales para su felicidad. Es decir, que si tu niño se enfada porque a su hermanito más pequeño le ha tocado un castigo diferente, por ejemplo, está bien que le digas: "Sé que te parece injusto, y siento que te moleste, pero la vida no siempre es justa".


Las pautas: Bebés, niños pequeños y niños mayores

Atención: Estas  herramientas no están garantizadas, y ninguna de ellas será perfecta para todos los padres y niños. Pero sí te ofrecerán opciones a la hora de disciplinar a tus hijos, ¿y a qué padre no le gustaría contar con más "armas secretas"?

Pauta: Dale amor en abundancia.
Edad: De recién nacido a 12 meses (¡y mucho más!).
Cómo funciona: Seguramente te habrás preguntado si tu bebé se está saliendo con la suya cuando vas y lo coges en brazos por enésima vez. ¿Debes de empezar a imponerle límites? Todavía no, dicen los profesionales. Al responder a las necesidades de tu bebé no lo estás consintiendo ni "malcriando", ya que es imposible consentir o mimar demasiado a un bebé.

De hecho, el resultado será precisamente lo contrario: al darle a tu bebé todo el amor y atención posibles ahora, le estás ayudando a transformarse en una persona bien equilibrada y que sabe comportarse. Tu bebé está aprendiendo a confiar en sus padres, y su forma de hacerlo es comprobando que siempre estás presente para responder a sus necesidades.

Con el tiempo, esa confianza hará que tu hijo se sienta más seguro y menos nervioso, sabiendo que reconoces y atiendes a sus deseos y necesidades. Y cuando más tarde llegue la hora de imponer límites y normas, tu pequeño confiará también en tus decisiones y entenderá que lo quieres aunque tengas que corregirlo.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu bebé de 4 meses está llorando, a pesar de que le has dado el pecho hace media hora. Tu suegra dice que la dejes llorar. Está equivocada, dicen los expertos. Su llanto es su forma de decirte que necesita algo, aunque no sepas lo que es. Prueba tenerla un ratito en brazos, volverle a dar el pecho, o mecerla y cantarle una canción. Tu hija necesita saber que estás ahí para cuidar de ella, aunque lo único que necesite sea una siesta.

Pauta: Elimina y sustituye.
Edad: 6 a 18 meses.
Cómo funciona: Como todos nosotros, los niños aprenden haciendo. Eso significa que cuando tu niño te tira al suelo su plato de arroz es porque quiere ver qué va a pasar, y no porque tiene ganas de que te enfades o de ensuciar el suelo de la cocina.

Esto no quiere decir que tengas que permitirle hacer todo lo que quiera, o algo que a ti no te guste, y muchísimo menos que juegue con algo peligroso. Cuando eso ocurra, quítale el objeto o lleva a tu niño hacia otro lugar. Ofrécele entonces algo más seguro, que ensucie menos o no sea tan destructivo. Al sustituir el objeto por otra alternativa evitas que se desespere.

Es importante que le expliques lo que estás haciendo, aunque sea demasiado pequeño para entenderlo del todo. Le estás enseñando la importante lección de que algunos comportamientos son inaceptables y que, cuando sea necesario, tú le cambiarás de actividad.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu bebé de 8 meses insiste en morder las cuentas de tu collar favorito. En lugar de permitírselo (ya que podría romper el hilo y atragantarse con una cuenta) o continuar quitándole el collar de las manitas una y otra vez, quítate el collar y guárdalo, explicándole que "el collar de mamá no se puede morder". Dale entonces una aro de dentición o juguete para morder y dile, "esto sí se puede morder".

Pauta: Arreglad juntos el problema.
Edad: 12 a 24 meses.
Cómo funciona: Volviendo al ejemplo del plato de arroz, es importante diferenciar entre un bebé que juega a tirar su comida al suelo y un niñito que lo hace intencionalmente, sabiendo que está ensuciando la cocina para que luego mamá o papá la limpien.

Ese punto de transición ocurre cuando el niño es capaz de entender que está haciendo algo que no debe de hacer, normalmente alrededor de su primer cumpleaños. Cuando te mira con expresión traviesa y luego tira el arroz, es hora de reaccionar. Lo que tienes que hacer es empezar a enseñarle el concepto de ser responsable de sus acciones.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu hijo ha ensuciado todo el suelo debajo su sillita a la hora de comer. Cuando termine, sácalo de la sillita, ponlo en el suelo y pídele que te de unos granos de arroz, o de garbanzos o de pasta y te "ayude" a recoger. Háblale sobre lo que están haciendo: "Hemos tirado comida al suelo, o sea que ahora tenemos que limpiar".

Pauta: Refuerza lo positivo.
Edad: 12 meses en adelante.
Cómo funciona: Este truco es fácil: Cuando tu niñito se esté portando bien, díselo, en lugar de sólo hablarle para llamarle la atención por hacer algo mal. Recompensar el buen comportamiento en lugar de reprochar el malo es un hábito que requiere un poco de práctica, pero a la larga es más eficaz.

Cómo usar esta pauta a diario: Es la hora de la siesta (lo cual a veces se transforma en un momento de disputa con tu niña). Motívala elogiando hasta el mínimo esfuerzo de su parte: "Qué bien que has dejado de jugar cuando te lo he pedido. Eso significa que tendremos tiempo para leer un cuento. Si te acuestas rapidito, tendremos aún más tiempo y podremos leer dos cuentos". Sigue felicitándola por todo y cualquier cambio positivo en su conducta a la hora de la siesta, y recompensa sus intentos con cuentos o canciones.

Pauta: Solicita la ayuda de tu niño.
Edad: 12 meses a 8 años.
Cómo funciona: Los estudiosos han descubierto algo que muchos padres todavía no han percibido: los niños llegan al mundo programados para ayudar y cooperar. Todo lo que tenemos que hacer como padres es aprovechar esta tendencia natural. Muchas veces, nosotros los padres no lo notamos porque no esperamos que los niños quieran ayudar.

Un estudio realizado en 2006 apoya esta idea. Investigadores del Instituto Max Planco de Antropología Evolutiva, en Alemania, descubrieron que, desde los 18 meses, los niños demuestran cualidades altruistas y cooperativas.

Lo demostraron de una manera muy sencilla: un investigador fingía que le costaba tender una toalla con una pinza o apilar una serie de libros. Cuando al investigador se le caía la pinza o se le desmoronaba la pila de libros, los niñitos corrían y le alcanzaban la pinza o volvían a ordenar los libros. Pero cuando el investigador cometía esos mismos errores sin fingir que le costaba hacerlo, o sea, sin que pareciera necesitar ayuda, los niños no se movían. Eso prueba que entendían lo que significa ayudar a los demás.

Haz que tu niño participe (aunque lo haga a su manera) en las tareas del hogar, con eso le estás enseñando que en la casa todos cooperáis y trabajáis juntos. Dependiendo de su edad, puede lavar una verdura, ponerle la comida al perro o separar la ropa que se ha lavado por cada miembro de la casa. Le estarás enseñando a ser un buen ayudante, lo cual es una de las destrezas más importantes en la vida porque los expertos han comprobado que las personas con mayor salud mental son aquéllas que han aprendido a ayudar los demás.

Aunque ésta no parezca ser una estrategia para crear una disciplina, lo comprobarás cuando la empieces a aplicar. Una vez que hayas enseñado a tu hijo a cooperar, esta cualidad te será muy útil porque al delegarle un "trabajo" evitas ciertas situaciones que podrían provocar una rabieta.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Estás en el supermercado (uno de los escenarios predilectos de los niños para las rabietas). Cuando tu niño empiece a agitarse, tratando de escapar del carrito de compras, enséñale una caja de cereal y dile: "Tengo que comprar comida, y necesito que me ayudes". Entonces dale la caja de cereal y deja que él la coloque dentro de la canasta. También puedes pedirle que sea tu "buscador" y te ayude a encontrar los alimentos y los productos que necesitáis.

Pauta: Controla su coraje.
Edad: 12 a 24 meses.
Cómo funciona: Los niños de 12 a 24 meses son susceptibles a las rabietas porque aún no son capaces de controlar sus emociones, explican los expertos.

El primer paso que hay que tomar en estas situaciones es permitir que el niño se tranquilice como pueda. Si te permite que lo abraces, mécelo entre tus brazos hasta que se calme. Si cuando lo tocas se enfurece más todavía, dale espacio para que logre calmarse él solito.

No trates de hablar sobre lo ocurrido hasta que haya pasado su tormenta emocional. Pero una vez que se calme, no dejes de hablar con tu hijo sobre lo ocurrido, aunque te parezca que todo se ha solucionado. Rebobina la película y vuelve a la escena del crimen. Ésa es la única forma de corregir los errores que se hayan cometido.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu hijo se negó a vestirse y se puso como loco, tirando sus juguetes por la habitación. Una vez que se haya calmado, llévalo hacia los juguetes que ha tirado y dile con calma pero con firmeza que es hora de recogerlos. Si la tarea parece ser demasiado grande para él, divídela. Señala algunos juguetes y di, "tú recoges los de ahí y yo recojo los de allá". Quédate con él hasta que haya terminado su parte.

Si se niega o empieza a tener otra rabieta, el ciclo se repite, pero esta vez espera un poquito más hasta que se calme completamente, y asegúrate que sepa que vas en serio. Vuelve entonces a decirle que recoja los juguetes.

Pauta: Háblale en su idioma.
Edad: 12 a 24 meses.
Cómo funciona: A veces el secreto para que los niños hagan lo que tienen que hacer o dejen de hacer lo que no deben depende, simplemente, de que nos comuniquemos con ellos de una forma que realmente entiendan. El pediatra Harvey Karp, autor del libro El bebé más feliz del barrio sugiere que los padres vean a su niño pequeño como un "hombrecito prehistórico" y que le hablen como tal. En otras palabras, háblale de forma casi primitiva, de la manera más sencilla posible.

Karp se refiere a esta estrategia de comunicación como la "regla de la comida rápida" porque te portas básicamente como el cajero en una ventanilla de comida rápida: repites la orden y dices el precio. Usa frases cortas y mucha repetición, gestos y expresividad para mostrarle a tu niño que entiendes perfectamente lo que él quiere o piensa.

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu hijito le arranca un juguete de las manos a su amiguito. En lugar de sentarlo para que tenga un tiempo de castigo o tratar de explicarle por qué lo que hizo está mal (dos estrategias en las que supones que tu hijo ha avanzado lo suficiente en su desarrollo como para comprender lo que ha sucedido), repítele lo que crees que está pensando o sintiendo: "Tú quieres el juguete".

Al reconocer sus sentimientos, le estás ayudando a tranquilizarse. Y una vez que se haya calmado lo suficiente para poder escucharte, podrás transmitirle tu mensaje de disciplina, aunque en la versión simplificada: "Coger, no. Juguete de Pablo". Aunque al principio te parezca raro, verás cómo sí funciona.

Pauta: Obedece sus "no".
Edad: 12 a 36 meses.
Cómo funciona: "No" suele ser una de las primeras palabras que aprenden los niños, y casi inmediatamente se transforma en la que más les gusta. Como sabemos los papás, esa negatividad y rechazos constantes se vuelven un poco fastidiosos. Aunque parezca mentira, una de las maneras de prevenir los incansables "no" es procurando tomarlos en serio cuando tu hijito los pronuncie. Al fin y al cabo, todos nosotros tenemos la costumbre de repetir lo que decimos cuando creemos que no nos están escuchando, ¿verdad?

Ejemplo de cómo usar esta pauta: Tu hijo está corriendo de un lado a otro con el pañal sucio, pero se niega a dejar que lo cambies. Primero pregúntale si quiere que le cambies el pañal, y si te responde que no, dile: "muy bien", y espera unos minutos más. Al cabo de cinco minutos vuelve a preguntárselo, y si otra vez te dice "no", espera un poco más. Seguro que para la tercera vez que se lo preguntes, ya le estará molestando tener el pañal sucio y te responderá que sí. Al darse cuenta que su "no" tiene valor, tu hijo dejará de utilizarlos a modo de respuesta automática.